Barcelona y Cataluña: ¿La Madre Patria Llama?

Visitamos por segunda vez Barcelona y aprovechamos para ver un poco más de Cataluña y conocer Andorra, al tiempo que resolvemos unos temitas administrativos.

Barcelona y Cataluña: ¿La Madre Patria Llama?

Donde visitamos por segunda vez Barcelona y aprovechamos para ver un poco más de Cataluña y conocer Andorra, al tiempo que resolvemos unos temitas administrativos.

Bienvenidos a este nuevo blog dedicado al viaje que hicimos mi pareja y yo por buena parte de Europa durante 2017 y 2018. La idea es un poco hacer el ejercicio mental de escribir algo mientras recordamos las cosas más lindas y las más importantes con las que nos fuimos encontrando en el viaje, y sobre todo tratar de mencionar con claridad cosas que a nosotros nos hubiese gustado saber antes de llegar o durante nuestra estadía en cada lugar.
El blog viejo sigue ahí donde siempre, pero mientras dure la sequía de inspiración literaria, no creo que logre retomarlo. Como decía, espero que este nuevo proyecto sea una manera de reactivar esa parte de la mente que quedó colgada y de la cual no encuentro el botón de reset...


Cosas personales ignorables

Nuestro viaje comienza, por supuesto, con una decisión. Una que se está volviendo bastante común entre los jóvenes de nuestra edad. La decisión de dejar los empleos que teníamos para irnos un año a vivir y trabajar en otra parte del mundo. Working Holiday, suelen llamarlo. No voy a tratar de evangelizar sobre este tipo de programas ni nada por el estilo porque me provocan cierto dilema moral con respecto a la explotación de mano de obra extranjera y barata, pero la realidad es que para mí era la manera más fácil de poder vivir en un país que me resultaba fascinante como es el caso de Noruega. Con dicho país, Argentina firmó en 2016 un acuerdo para realizar intercambios en este formato de permisos de Working Holiday, que básicamente consiste en un permiso limitado y no renovable de residencia por un año con posibilidad de trabajo (es responsabilidad propia conseguir el trabajo, y tiene algunas limitaciones para evitar a toda costa que te termines quedando en Noruega).
Maite, mi novia, compañera de viaje y colaboradora en estos escritos, no necesitó aplicar a ninguna visa por ser ciudadana española. Pero hubo un detallito que influyó en la siguiente decisión: cómo iniciar el viaje.
Unos meses antes de la fecha del viaje, Maite descubrió que su pasaporte español estaba vencido. No había tiempo de pedir la renovación en el consulado español en Buenos Aires, porque eso hay que hacerlo con mucha anticipación. Por lo tanto, habría que renovarlo en España. Con esto, quedaba claro cuál tenía que ser nuestro primer destino en Europa. No podía ser Portugal, como planeábamos. Tenía que ser España. Y así terminamos, por segunda vez en la vida, en Barcelona (que, por ahora, no ha logrado separarse de España).
Volamos hacia allá el 12 de septiembre de 2017.

Esta vez nos alojamos en un AirBnb en el barrio de Sant Andreu. No es un lugar de gran interés turístico, pero tiene cómodas conexiones con el centro, a través del Metro, y con el aeropuerto El Prat y la estación Sants, via ferrocarril de cercanías (Rodalies de Catalunya, línea R2). La gran ventaja del transporte por tren de cercanías al aeropuerto o desde el mismo es que no hay un coste diferencial, cosa que sí sucede con el Metro. Además, se trata de un barrio más barato que los más populares para el turismo, y hasta abrieron hace un par de años un gran centro comercial, La Maquinista, el cual aprovechamos durante un día de mal tiempo sin tener que tomar ningún otro transporte. ¡Fue una buena elección!

La odisea de renovar el pasaporte en Barcelona

Nos reservamos 8 días en Barcelona para estar seguros de tener tiempo para el trámite del pasaporte, que supuestamente debía durar menos de una semana.
Menos mal que fuimos precavidos, porque así de engorroso, lento e insoportable fue el trámite:

  1. Ir a la policía (que estaba a unos 500 metros del apartamento) para que te digan que vuelvas en dos horas
  2. Volver en dos horas y salir con el pasaporte y DNI nuevos
  3. Ir de paseo con 8 días de sobra para disfrutar
    Uff, que me cansa hasta de escribirlo.

Barcelona como turista cuando ya habías visto Barcelona como turista

Sí. Ahora teníamos más de una semana para no hacer nada en una ciudad costera que ya habíamos visitado (brevemente) antes. En septiembre, con un buen clima que se prestaba para hacer playa, pero sin tanta gente. ¡Qué tragedia!
Barcelona, por suerte, es bastante grande, así que había cosas que aún no habíamos visto. Y luego podíamos recorrer un poco de Cataluña, y también conocer ese pequeño país de los Pirineos llamado Andorra.

Cosas que ya habíamos hecho en otro viaje

  • Visitar la Sagrada Familia. En este viaje volvimos a ver este magnífico templo diseñado por Antoni Gaudí por fuera, pero por supuesto no volvimos a ingresar, ya que el costo de la entrada es bastante elevado (15 euros sin las torres, 29 (!) euros con las torres). Si nunca ingresaron, vale muchísimo la pena, sobre todo en un día soleado por la manera en que la luz atraviesa los vitrales y baña los pisos y paredes de colores. ¡Volveremos, ojalá, una vez que la terminen!
  • Ver la Casa Batlló en el Paseo de Gracia. Otra de las obras maestras de Gaudí. Esta entrada sí que hace dudar si es buena idea pagarla o no: ahora está, según el sitio oficial, 24,50 euros. Es demasiado, sí. Pero también nos pareció que valió la pena. Desde las omnipresentes curvas en las paredes, techos y mobiliario, hasta el patio con azulejos que forman un gradiente de tonos de azul de manera que parezca que uno se sumerge en el mar, y la psicodélica terraza con el dragón, hacen de Casa Battló un lugar único. Eso, o me gusta mucho la obra de Gaudí.
  • Sacar un montón de fotos en el Park Güell. Otra obra más de Gaudí, sí. El Park Güell fue un proyecto residencial fracasado. Ahora es un parque con entrada paga, otra vez con decoraciones y edificaciones modernistas. Es un buen lugar para fotos, aunque suele estar abarrotado, lo cual complica un poco obtener la foto que uno quiere. Lo bueno es que la entrada es significativamente más barata que la del resto de las obras de Gaudí: la entrada online cuesta 7,50 euros. Lo malo es que está relativamente lejos del centro.
  • Pasear por el Barrio Gótico. La ciudad vieja de Barcelona fue fundada como Barcino por los romanos y se sitúa en la cima del monte Táber, a una vertiginosa altura de... 16,9 metros sobre el nivel del mar. Si nadie te dice que ahí hay una elevación, no te enteras. Pero así es. Es esencial pasar un rato aquí por la historia y las cosas viejas, como siempre que en una ciudad hay un barrio antiguo.
  • Caminar el Paseo de Gracia, la calle comercial principal de Barcelona. Todo allí es muy caro, pero muy bonito también. Se encuentran ahí la Casa Batlló -mencionada anteriormente-, La Pedrera -también obra de Gaudí-, y varios otros edificios de ese curioso estilo arquitectónico llamado Modernismo, emparentado con el Art Nouveau, el Jugendstil y la Secesión, que son todos nombres regionales para más o menos la misma cosa.

Passeig de Gràcia

  • Ir a la Plaza de España y subir el Montjuïc. No me acuerdo mucho de esto. Había unas escaleras largas, un museo arriba, buenas vistas, y un artista callejero que fue multado por la policía y obligado a dejar de tocar, lo cual me dejó un mal recuerdo de este lugar porque estábamos disfrutando de la música.

Ahora sí, ¡a conocer cosas nuevas!

Free tour

Una de las primeras cosas que hicimos en Barcelona fue tomar un Free Walking Tour, como habíamos hecho en el viaje anterior, y como haríamos durante el resto de este viaje donde fuera posible. En la visita anterior, nos había guiado una amiga de M. que por entonces vivía en Barcelona y tenía un perrito precioso precioso precioso, pero ella ya no vive en Barcelona.
Honestamente no recuerdo mucho de este Free Tour, pero sí recuerdo que era el de la compañía Sandemans, que estuvo bien, y que terminaba en el Parc de la Ciutadella, donde no habíamos estado anteriormente, y cerca del Arc de Triomf, que tampoco habíamos visto la vez anterior.
Aquí, dos pésimas fotos de la bella fuente (la Cascada Monumental) del Parque y del Arco.

Parc de la Ciutadella, Cascada Monumental

Arc de Triomf

Se puede apreciar un estilo orientalista en el Arco. Yo no entiendo nada de esto, pero Wikipedia dice que se trata de un ejemplo del estilo neomudéjar, característico de España. No fue construido para celebrar ningún triunfo militar, sino como entrada a la Feria Mundial de 1888, ubicada en lo que hoy es el Parc de la Ciutadella. ¡Ninguna sorpresa que estén cerca, entonces!
El parque, por otro lado, se llama así porque en otros tiempos había allí una fortaleza. Tampoco es una sorpresa. Como bien se sabe, los europeos no son muy inventivos con los nombres.

Barcelona desde arriba

Vista desde el Tibidabo

Dije que habíamos tenido buen tiempo, pero eso es relativo. Como se puede apreciar en la foto superior, el día en el que fuimos a las alturas de la ciudad, el clima no acompañó tanto, y es así que todas las fotos que sacamos desde el Tibidabo son bastante malas. Pero me permito imaginar que en un día de perfecta visibilidad, este debe ser un lugar fantástico para ver la ciudad toda.
El monte Tibidabo, punto más alto de la ciudad de Barcelona es muy curioso.
Por un lado, por tener en su pico una iglesia muy confusa en la que la entrada a la cripta parece la entrada principal, dando la impresión de que en realidad hubiera dos iglesias, una encima de la otra. Se trata del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón, y parece bastante claro que la inspiración para la ubicación del templo en las alturas de una montaña, encima dedicado al Sagrado Corazón, vendría del Sacré-Coeur de París.
Por el otro, por tener allí también un parque de diversiones, ni más ni menos que el más antiguo de España. Eso explica por qué se ve una vuelta al mundo a metros de la iglesia.

Tibidabo

Templo Expiatorio del Sagrado Corazón

Cualquiera que haya estado en Barcelona debe haber visto este templo desde abajo, porque realmente se ve desde todas partes. Una vez arriba, no es tan impresionante, pero está bueno visitarlo igual. Solo intenten hacerlo con mejor tiempo que nosotros.

La Pedrera

¡El Gauditurismo nunca cesa! Oficialmente llamada Casa Milà, La Pedrera es otro famoso edificio modernista en el Paseo de Gracia diseñado por Antoni Gaudí.
El edificio cuenta con muestras de lo que eran apartamentos privados con estilo modernista desde las ventanas hasta el mobiliario. En la azotea se encuentra una cantidad enorme de chimeneas con formas retorcidas típicas del arquitecto.
El desván es un sector construido con arcos catenarios y ladrillo a la vista, donde hay un museo sobre la obra del conocido arquitecto.
La entrada, como todas las de la obra de Gaudí, es carísima; por la web cuesta 22 euros, y se aplica un recargo si se compra en taquilla.
Dejo varias fotos para ayudar a decidir si les interesa desembolsar ese dinero. Me falta una foto de afuera, pero eso pueden buscarlo en cualquier lado. Y también me faltan fotos del desván porque estaba muy oscuro. Sepan disculparme. Gracias.

Puerta

Escalera

Vista desde el patio hacia arriba

Chimeneas

Sagrada Familia

Tibidabo

¡Muchas chimeneas!

Playas de Cataluña

Aunque para los catalanes ya hacía un poco de frío, a nosotros nos pareció que la temperatura estaba ideal para hacer playa sin tanta compañía. Además, por motivos personales, había una ciudad costera que debíamos visitar sí o sí.

La primera que visitamos fue Blanes. Esta ciudad se ubica a unos 70 km de Barcelona, de modo que llegar allí toma cierto rato en tren. El viaje se disfruta bastante ya que el tren de cercanías va a lo largo de la costa, con lindas vistas de las playas y suburbios costeros. Sin embargo, justo después de la estación anterior a Blanes, la vía se aleja bastante de la playa, y la estación de Blanes está en un área industrial a media hora a pie del centro de la ciudad. Justo venimos a bajar en la que está lejos de la playa, qué suerte la nuestra. Bah.
La ciudad no es muy interesante. Se trata de una típica ciudad playera de tamaño mediano. Aprovechamos la caminata para buscar un lugar donde comprar protector solar, pero al ser domingo, casi todo estaba cerrado. Encontramos por ahí una farmacia, y terminamos comprando el protector solar más caro de nuestras vidas. 15 euros para algo que usamos apenas dos veces. Loooseeeers.
Por suerte, al llegar a la playa, nos quedamos enamorados. El Mar Mediterráneo es hermoso por todos los costados, pero la playa de Blanes nos dejó especialmente encantados. La foto de presentación de esta publicación es de allí. Acá dejo un par más.

Blanes con bandera

Blanes playa

El chico del AirBnb nos recomendó que visitáramos Tossa de Mar, cerca de Blanes. Un lugar enormemente turístico, pero sorprendente, con unos acantilados dignos de escenas de películas épicas, y una fortaleza medieval que, por desgracia, ese día era inaccesible porque la estaban usando para una rave electrónica. Para llegar ahí tomamos un bus desde Blanes que iba a Lloret de Mar y Tossa de Mar. En Lloret no llegamos a parar, pero recuerdo que me llamó la atención que había muchos casinos y tiendas grandes con carteles en ruso, así que supongo que es un lugar de vacaciones que acostumbra cierta gente de aquel país.

Tossa de Mar

Tossa de Mar

Tossa de Mar

Acá me arruinó la foto un señor pelado, pero no veo cómo recortarla sin arruinarla...

Tossa de Mar

Por último, y en un día separado, pasamos un rato en una playa que habíamos visto de camino a Blanes, al costado de la estación de tren Ocata. Me llamó la atención un poco porque no había casi nadie, a pesar de ser una playa extensa a literalmente un paso del tren, y otro poco por ser el nombre de una versión de un software con el que trabajé un tiempo, OpenStack. Tranquilos, la playa es mejor que el software.

Comida

En Barcelona conocí personalmente a Manel, un amigo de Internet con el que nos encontramos en la Plaza de Cataluña, charlamos un rato y fuimos a comer a un restaurante alemán que tenía un menú de almuerzo muy barato. El nombre del lugar era Alt Heidelberg y se encuentra en la Ronda de la Universitat. Pidan el menú de almuerzo que es el barato.

También por recomendación, esta vez de una costurera muy simpática que le arregló unos pantalones a Maite cerca del apartamento de Sant Andreu, fuimos a la zona de la marina a comer una paella en La Barca del Salamanca. Un lugar siempre lleno de gente, y tal vez no muy barato, pero la porción enorme nos llenó a los dos y hasta sobró un poco. No sé cómo se compara con otros restaurantes similares de la zona, pero no nos arrepentimos de este.

Otro lugar en el que comimos repetidas veces fue en 100 Montaditos, que es una cadena nacional española que vende algo entre mini sandwiches y pintxos, llamados "montaditos", y tienen 100 variedades. Tiene como particularidad que los miércoles y los domingos cada uno de estos "montaditos" cuesta 1 euro. Son pequeños, así que se necesitan unos cuantos para llenarse, con lo cual tal vez no es ni lo mejor ni lo más barato, pero es fácil encontrar un local de estos y saber qué esperar.


Un poco más lejos...

Decidí dejar Girona, Figueres y Andorra para otro artículo porque este ya está un poco largo. Creo que el otro va a quedar muy corto. En realidad es que ya tengo ganas de publicar esto de una buena vez.
¡Nos vemos en el próximo post!

Todavía no me puse a configurar un sistema de comentarios, pero por favor si algo es incorrecto o si quieren comentarme lo malo que qué les pareció este post, me escriben en mi página de Facebook. ¡Gracias!

El título del post hace referencia a la estatua llamada "La Madre Patria Llama" ubicada en Volgogrado, Rusia (donde nunca estuvimos), algo similar pero más grande que la estatua "La Madre Patria" (que no llama) ubicada en Kiev, Ucrania, donde sí estuvimos; y también a que el motivo por el que fuimos a Barcelona fue porque M. es ciudadana española.